Por fin llegó. Y lo digo por varias razones: Porque me tienen podrido y, casi puedo asegurarlo, porque de seguir así hasta podrían enfermarme. Porque la publicidad, la campaña política oficial y las tendencias de los medios que supuestamente deberían ser imparciales es tan asquerosa, tan mediocre, tan obviamente manipulada que -literalmente- siento náuseas ante tanta mediocridad, tanta estupidez y tanta pobreza intelectual. Juro -y podría hacerlo ante un juez de cualquier nación, con mi mano dcerecha sobre la biblia o sobre cualquier texto que ustedes quieran- juro, repito, que lo que ví y oí en esta campaña política en el supuesto país modelo del mundo es peor de lo que he visto y oído en ningún país sudamericano. Y porque aunque nos neguemos a verlo, Estados Unidos es el país que va a decidir muchas de nuestras próximas leyes y de nuestro incierto futuro, mediante hechos directos o mediante medios cohercitivos, ellos tendrán una ingerencia decisiva en nuestros países.
Que Dios nos ampare.
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